La transnacional automotriz cerrará las instalaciones y las venderá al mejor postor en medio de graves problemas económicos.
El 2024 no ha sido un año fácil para Stellantis, que vio como sus ventas se fueron a pique durante el tercer trimestre: en todo el mundo, las ventas de sus marcas bajaron un 20% y unos beneficios netos que se desplomaron casi un 50%. Ninguna de sus 14 marcas (Dodge, Chrysler, Peugeot, Fiat, Maserati, Jeep, Citroën, Opel, Vauxhall, Alfa Romeo, Abarth, Lancia, DS Automobiles y RAM Trucks) ha podido cumplir las expectativas de ventas, tienen varios problemas de calidad inicial y sus modelos eléctricos no han sabido cautivar al público.
Tan delicada es la situación, que hasta el CEO de la compañía, el otrora celebrado ejecutivo portugués Carlos Tavares, quien mejoró las fortunas de Renault, Nissan y PSA Peugeot Citroën, estaría de salida en 2025, por lo que el grupo trata de ahorrar dinero y mantener el capital fluyendo.
Una de las estrategias que tienen para ello es clausurar y vender el centro de pruebas de Yucca, Arizona. Las instalaciones, con una extensión de 16 kilómetros cuadrados, fueron compradas en noviembre de 2007 por US$35 millones a Ford -que lo había construido en 1955- por la entonces Chrysler Group LLC, recién liberada de las garras corporativas de ese fracaso que resultó ser DaimlerChrysler, la llamada “fusión de iguales” que no fue nada de eso.
El terreno, llamado Arizona Proving Grounds, emplea actualmente a 69 personas, la mitad de ellas son afiliados al poderoso sindicado United Auto Workers y tiene poco más de 115 kilómetros de vías de alta y baja velocidad un área de pruebas dinámicas de 7.2 hectáreas, pruebas de acumulación de kilometraje de durabilidad, desarrollo de niveles de ruido, vibración y dureza, y certificación «pasa por ruido», siendo un activo muy versátil para probar carros y camionetas, siendo las más celebres las últimas RAM 1500 TRX y RAM 1500 RHO.
Stellantis asegura que debe vender los terrenos por presiones de Wall Street, los concesionarios y el sindicato United Auto Workers ante los malos resultados financieros, los despidos y las cuestionables decisiones empresariales.
Mientras las instalaciones cierran, el fabricante asegura que les ofrecerá a los empleados del sitio de pruebas la posibilidad de ser transferidos a otras unidades, un paquete de retiro voluntario, o pasar a despido indefinido, lo que les daría derecho a sueldo y prestaciones durante dos años.
Aunque Stellantis no se quedará sin pistas de pruebas en suelo estadounidense, ya que conservan las instalaciones de pruebas en Chelsea, Michigan, y para propósitos de pruebas desérticas, le alquilarán a Toyota el uso de su terreno de pruebas, también en Arizona. Sin embargo, el grupo insinuó que de su portafolio de finca raíz podría haber más activos en venta, incluso sus legendarios cuarteles generales en el 1000 Chrysler Drive de Auburn Hill, Michigan.