El poderoso sindicato estadounidense United Auto Workers amplió sus huelgas —que al momento cumplen una semana— contra General Motors y Chrysler, filial de Stellantis, pero mantuvo el paro limitado en Ford por los avances en las conversaciones.
United Auto Workers amplió huelgas a 38 centros de distribución de piezas de GM y Stellantis en todo Estados Unidos, ampliando los paros simultáneos que comenzaron con una planta de montaje de cada uno de los “Tres de Detroit”. Ello suma 5.600 trabajadores a los 12.700 que ya estaban en huelga.
Aunque se esperaba que se detuviesen las plantas más rentables de las empresas de Detroit, Fain dijo que la ampliación de la huelga afectará a quienes traten de obtener repuestos.
También amenazó con más medidas en las plantas de piezas críticas de Stellantis en Kokomo, Indiana. La empresa tiene cuatro fábricas en Kokomo que hacen motores y transmisiones que se usan en toda la línea de productos del fabricante de automóviles, y ya había manifestado su deseo de cerrar algunos de sus centros de distribución. Sin embargo, la empresa de Auburn Hills dijo que continúa en negociaciones con el sindicato.
La United Auto Workers dijo que Ford había mejorado su oferta de contrato, incluido el aumento de la participación en los beneficios y el permiso para que los trabajadores se declaren en huelga por el cierre de plantas. La firma de Dearborn también aceptó convertir a los trabajadores temporales con al menos 90 días de antigüedad en empleados a tiempo completo.
United Auto Workers: sin acuerdo a la vista
Entre tanto, General Motors dijo en un comunicado que los líderes de la UAW “manipulan el proceso de negociación para sus agendas personales” y calificó la escalada de la huelga como “innecesaria”.
El otrora gigante automotor aseguró que tiene planes de contingencia, aunque se negó a dar detalles. Mark Reuss, presidente de GM, aseguró en una columna para el diario Detroit Free Press, que la compañía “no paga salarios paupérrimos” a sus trabajadores y que es un mito que los ejecutivos se queden con todo el dinero.
En la columna de opinión, Reuss aseguró que las ganancias y el capital de General Motors se reinvierten en tecnología y en mejora de infraestructura, por ser un sector y que de no hacer así, la compañía perdería competitividad y terreno rápidamente, ofreciendo una narrativa que contrarresta la de los sindicatos.
El sindicalista Shawn Fain, presidente de la UAW, invitó al presidente de EEUU, Joe Biden, a acudir a las protestas, junto a otros políticos, amigos y familiares. Biden ha expresado apoyo a las demandas del sindicato de mejores salarios y beneficios. Y es que el sindicato busca que sus afiliados obtengan mejoras de salarios de hasta un 40%, en línea con lo que los ejecutivos de más marcas han ganado durante los últimos años.
Los salarios para los operarios de planta a tiempo completo fluctúa entre USD 18 y USD 32 por hora, mientras que los trabajadores temporales cobran hasta USD 15,75 por hora y no tienen los mismo beneficios de salud y bonificaciones de las que gozan los operarios contratados a tiempo completo.
El expresidente republicano, Donald Trump, que busca un nuevo mandato, estará en Michigan la última semana de septiembre para dirigirse a los trabajadores de la industria automotriz sobre la huelga, que amenaza con ser una de las más largas que el sector haya experimentado en la Unión Americana.
Entre tanto, las marcas que tiene plantas no sindicalizadas en EE.UU como Volkswagen, Honda, Toyota, Mercedes-Benz, Kia, Nissan Hyundai y Tesla, miran atentamente la situación.
Mi análisis de la huelga del United Auto Workers en EEUU junto a Alberto Padilla: