diciembre 5, 2024

Jeep CJ, una leyenda forjada en el campo de batalla y la ciudad

Jeep CJ

El Jeep Willys forjó una reputación de polivalencia y robustez en los campos de batalla durante la Segunda Guerra Mundial. Con sus capacidades contrastadas en el escenario más difícil la marca empezó a considerar un modelo de producción. Es allí que nace el Jeep CJ, el cual supo adaptarse a la vida civil y se convirtió en uno de los utilitarios más famosos del mundo.

El Jeep original es el resultado de un concurso público promovido en 1941 por el Departamento de Defensa de los Estados Unidos para diseñar un vehículo multipropósito de un cuarto de tonelada. El resultado fue el General Purpose Vehicle, mejor conocido por sus iniciales Jeep MB, desarrollado por Willys Overland.

El Jeep Willys fue todo un éxito como automóvil militar. En total, se fabricaron 650.000 unidades durante la Segunda Guerra Mundial, que acompañaron a las tropas aliadas por los frentes de batalla europeos, africanos y asiáticos, transportando soldados. Además, su versatilidad le convirtió en vehículo de mando, ambulancia, soporte de lanzacohetes, quitanieves o remolcador de piezas de artillería.

Jeep CJ: una nueva vida

Tras el fin del conflicto los vehículos regresaron a Estados Unidos y gracias a la fama adquirida había mucho interés entre el público general y la versión civil no tardó en llegar.

A finales de 1945, llegó a las carreteras americanas el Jeep CJ-2, con el reto de hacer valer la practicidad, el carácter todoterreno y la robustez demostradas en el Ejército a la complejidad de la vida civil. El concepto dio una nueva muestra de polivalencia y capacidad de adaptación con novedades como un espacio de carga trasero, remolque y techo de tela, aunque mantenía su espíritu espartano.

Jeep CJ

Del caqui militar se pasó a combinaciones de colores vivos como el verde brillante, el amarillo o el rojo. Sólo se comercializaba con asiento del conductor y retrovisor lateral de serie. Elementos como el asiento del pasajero, el limpiaparabrisas o las luces traseras eran opcionales.

Estos cambios estéticos no llegarían solos. De la disciplina castrense, el Jeep debía pasar a otras normas no menos severas: las de la administración de tráfico americana. Para poder recorrer las calles y las carreteras de los Estados Unidos, los Jeep debían equipar faros más grandes.

Esto obligó a rediseñar el frontal, que perdería dos rejillas respecto a las versiones bélicas, quedándose en las emblemáticas siete que caracterizan a los modelos más recientes de la marca.

En total, se vendieron 1,5 millones de las diversas generaciones del Civilian Jeep (CJ) entre 1945 y 1986. Al año siguiente, llegó al mercado el Jeep Wrangler, una versión modernizada en cuanto a motor y tecnología pero preservando el espíritu del modelo original.